La apatía es síntoma de mala suerte. Y la mala suerte es el resultado de pensar demasiado en tus problemas. Vives sola en un piso y no te importa mucho porque te gusta la soledad, tener tu propio espacio, poner en la tele el canal que más te guste y decidir si encender otro cigarrillo o no. Pero a medida que pasa el tiempo, empiezas a pensar y en ese momento te das cuenta de que estar sola no siempre está bien, porque tu cabeza sigue dándole vueltas a esa frase dicha de malas formas, a ese gesto malintencionado y al beso que faltó en la despedida. Ahora, empiezas a plantearte salir un rato, ver a tus amigos, llamar por teléfono o asomarte a la ventana para distraerte y para que esos malos pensamientos fluyan como lava hasta derretirse en el infierno de tu mente. Pero no es así, no hay nadie que te rescate.
Ahora, tu último recurso es ella. La liberación únicamente puede llegar si coges la botella de vino y derramas todo su contenido por tu garganta, así conseguirás desviar la atención, y sobre todo el dolor, hacia otros lugares. Escondes lo que no quieres, evitas lo que te angustia. Se apodera de ti la algarabía y te invade un falso sentimiento que te dice que todo va sobre ruedas, pero desaparece a medida que el alcohol deja de fluir por tus venas. Y lo peor es que eres consciente de ello. Cuando eso ocurre, te invade la desidia. Depresión, ansiedad e incertidumbre; la incertidumbre de plantearte solucionar esos problemas que te inhibe el estado de sobriedad. Ya no hay salida y no quieres afrontarlo, tu mente se bloquea y entierra tus problemas en un ataúd con ocho clavos. Y ahora, le das la bienvenida a la apatía, a ese sentimiento vacío de no querer nada, no esperar nada y no hacer nada. Y es entonces cuando descubres que la apatía era ese salvavidas tan esperado, tu rescate.
viernes, 11 de noviembre de 2011
martes, 27 de septiembre de 2011
La bota
A veces pienso que este blog debería llamarse El Puto Blog Amoroso o algo así.
Pero no, no todo es amor. Hace un par de semanas, uno de los pilares de mi existencia se marchó. Una persona que lo sabe absolutamente todo de mí, que me conoce mejor que nadie y que jamás se equivoca al aconsejarme. Años ha que nos conocemos, que compartimos millones de secretos y confidencias y que, sobre todo, me hace pasar momentos increíbles. Pero se ha marchado, todo un año. Y yo empecé a echarla de menos cuando todavía me estaba despidiendo de ella, pensando que pasaría mucho tiempo hasta que volviéramos a Alamedear, hasta que volviéramos a contarnos nuestras aventuras mientras nos tomamos un tinto de verano.
Y ya la necesito.
Pero no, no todo es amor. Hace un par de semanas, uno de los pilares de mi existencia se marchó. Una persona que lo sabe absolutamente todo de mí, que me conoce mejor que nadie y que jamás se equivoca al aconsejarme. Años ha que nos conocemos, que compartimos millones de secretos y confidencias y que, sobre todo, me hace pasar momentos increíbles. Pero se ha marchado, todo un año. Y yo empecé a echarla de menos cuando todavía me estaba despidiendo de ella, pensando que pasaría mucho tiempo hasta que volviéramos a Alamedear, hasta que volviéramos a contarnos nuestras aventuras mientras nos tomamos un tinto de verano.
Y ya la necesito.
martes, 30 de agosto de 2011
el escarabajo azul
El otro día me regalaron un souvenir bastante original: un escarabajo sagrado egipcio. No mide más de 3cm, es de color azul y es un amuleto que atrae la buena suerte en momentos difíciles y cambios importantes, además de favorecer el espíritu de aventura y el desapego material. Y para más inri, se dice que el escarabajo azul favorece el amor, la vitalidad y el éxito en el trabajo, las tres esquinas que conforman el triángulo en el que se basa mi vida actualmente.
La verdad es que me resultó un poco chocante al principio, ya que no me considero una persona muy supersticiosa, pero tras googlear e informarme un poco, parece ser que los egipcios se tomaban muy en serio eso de encomendar a sus faraones a la buena suerte del escarabajo. Y como a mí siempre me ha gustado mucho la historia, la cultura y la mitología egipcia, pues voy a tomar su ejemplo: ya lo llevo puesto en un rincón casi invisible de mi cuerpo.
La verdad es que me resultó un poco chocante al principio, ya que no me considero una persona muy supersticiosa, pero tras googlear e informarme un poco, parece ser que los egipcios se tomaban muy en serio eso de encomendar a sus faraones a la buena suerte del escarabajo. Y como a mí siempre me ha gustado mucho la historia, la cultura y la mitología egipcia, pues voy a tomar su ejemplo: ya lo llevo puesto en un rincón casi invisible de mi cuerpo.
miércoles, 3 de agosto de 2011
la tía de la vara
Bueno, al final han elegido por mí.
Cuando me armé de valor para decidir de una vez por todas, el destino me la vuelve a jugar. ¿Qué cómo me siento? Pues jodida, bastante jodida. Había encontrado a una persona que realmente se preocupaba por mí y estaba ahí cuando lo necesitaba. Dulce, atento. Y ahora es él quien me deja a mí. Jodido karma.
Pronto agarraré una vara y me iré al medio del monte a vivir con las cabras. Pronto.
Cuando me armé de valor para decidir de una vez por todas, el destino me la vuelve a jugar. ¿Qué cómo me siento? Pues jodida, bastante jodida. Había encontrado a una persona que realmente se preocupaba por mí y estaba ahí cuando lo necesitaba. Dulce, atento. Y ahora es él quien me deja a mí. Jodido karma.
Pronto agarraré una vara y me iré al medio del monte a vivir con las cabras. Pronto.
lunes, 1 de agosto de 2011
necesito follar
Necesito follar porque me parece el único acto sensato de protesta en este asqueroso mundo. Necesito follar porque es la única forma que existe de establecer una comunicación sensorial completa con el mundo. Necesito follar, porque el cuerpo no obtiene placer de otra forma más que a través del sexo.
Porque el cuerpo necesita caricias, necesita sentir otra piel próxima. Mi cuerpo lo necesita. Necesito follar porque es la única verdad de este mundo asqueroso dominado por una moral repugnante que no considera obscena la última película de Mel Gibson en la que sólo hay sufrimiento y dolor, y sí considera obsceno ver cómo Linda Lovelace se traga la inmensa polla de Harry Reems. Necesito follar porque el sexo es amor.
Necesito follar, porque la vida se acaba, el tiempo se nos agota y no hemos hecho nada significativo por nadie, ni siquiera por nosotros mismos. Me gusta follar porque me gusta mi cuerpo y me gusta el cuerpo de los demás. Me gusta follar porque me gusta la intimidad que dan unas sábanas, una lámpara a media luz.
Me gusta follar porque cuando se folla casi todo lo que se dice es bonito. Me gusta follar porque no hay ningún acto más puro que follar, por eso se le desprecia tanto. Follar da libertad, despierta la imaginación. Follar con alguien que te guste de verdad, follar con pasión, es como comer en un restaurante de algún chef prodigioso, es como beber un Chateau Rotschild del 64, es como fumar un Montecristo en una playa al anochecer.
La vida real es pura literatura, personajes de ficción viviendo vidas de ficción y manteniendo conversaciones que creemos trascendentes. Oigo eso de la belleza interior, y me lo dicen personas aparentemente muy juiciosas que jamás se follarían a personas feas o minusválidas. Oigo esa tontería de que hay más cosas como la música, el cine, un atardecer....y digo sí, pero son experiencias personales, intransferibles, no es posible compartirlas con nadie. Puedes estar al lado de una persona disfrutando una bellísima puesta de sol, y sin embargo no saber qué está apreciando la otra persona, suponer que el que está a tu lado ve lo mismo que ves tú. Todo eso no son más que palabras, hechos absurdos. Me encanta el arte pero también me gusta la biología molecular, la literatura, las matemáticas, la pornografía y la nouvelle vague. Y sobre todo, y por encima de todo, me encanta follar.
-Por cosas como éstas pululando por la red, me encanta bichear.
Porque el cuerpo necesita caricias, necesita sentir otra piel próxima. Mi cuerpo lo necesita. Necesito follar porque es la única verdad de este mundo asqueroso dominado por una moral repugnante que no considera obscena la última película de Mel Gibson en la que sólo hay sufrimiento y dolor, y sí considera obsceno ver cómo Linda Lovelace se traga la inmensa polla de Harry Reems. Necesito follar porque el sexo es amor.
Necesito follar, porque la vida se acaba, el tiempo se nos agota y no hemos hecho nada significativo por nadie, ni siquiera por nosotros mismos. Me gusta follar porque me gusta mi cuerpo y me gusta el cuerpo de los demás. Me gusta follar porque me gusta la intimidad que dan unas sábanas, una lámpara a media luz.
Me gusta follar porque cuando se folla casi todo lo que se dice es bonito. Me gusta follar porque no hay ningún acto más puro que follar, por eso se le desprecia tanto. Follar da libertad, despierta la imaginación. Follar con alguien que te guste de verdad, follar con pasión, es como comer en un restaurante de algún chef prodigioso, es como beber un Chateau Rotschild del 64, es como fumar un Montecristo en una playa al anochecer.
La vida real es pura literatura, personajes de ficción viviendo vidas de ficción y manteniendo conversaciones que creemos trascendentes. Oigo eso de la belleza interior, y me lo dicen personas aparentemente muy juiciosas que jamás se follarían a personas feas o minusválidas. Oigo esa tontería de que hay más cosas como la música, el cine, un atardecer....y digo sí, pero son experiencias personales, intransferibles, no es posible compartirlas con nadie. Puedes estar al lado de una persona disfrutando una bellísima puesta de sol, y sin embargo no saber qué está apreciando la otra persona, suponer que el que está a tu lado ve lo mismo que ves tú. Todo eso no son más que palabras, hechos absurdos. Me encanta el arte pero también me gusta la biología molecular, la literatura, las matemáticas, la pornografía y la nouvelle vague. Y sobre todo, y por encima de todo, me encanta follar.
-Por cosas como éstas pululando por la red, me encanta bichear.
viernes, 29 de julio de 2011
el anhelo
Cuando un hombre entra en una habitación lleva toda su vida con él. Tiene un millón de razones para estar en un sitio, pregúntale. Si escuchas, te dirá cómo llegó allí, cómo olvidó a dónde se dirigía y entonces se despertó. Si escuchas, te hablará de aquel tiempo en que pensaba que era un ángel o soñaba con ser perfecto; y luego te sonreirá con sabiduría, feliz, por haber comprendido que el mundo no es perfecto. Somos imperfectos porque queremos mucho más, lo estropeamos porque cuando lo conseguimos, anhelamos lo que teníamos.
jueves, 21 de julio de 2011
Duality
Diario de a bordo.
Han pasado 15 días y sigo como al principio. Todavía me cuesta creer que me haya involucrado en un triángulo amoroso de esta forma, haberme complicado la vida tanto para que al final me quede como antes de empezar. Me da la sensación de que no puedo entender mi vida sin que en ella exista algún culebrón amoroso de algún tipo, que en el momento en el que no tenga una mínima "relación" amorosa con alguien agarraré una botella de whisky barato y balbucearé entré arcadas perlas tales como "mi vida ya no tiene sentido" o "todo es una mierda". Me da miedo este sentimiento de dependencia que he empezado a desarrollar unos 3 años ha, pues veo que me ha convertido en un ser débil, vulnerable y existencialista, muy existencialista. Un existencialismo que veo hacerse patente en mis épocas de "soltería" misandria y que me envuelve en una ola de patetismo que irradia vergüenza propia y ajena por doquier. Y es que, viéndome desde fuera, veo que necesito dramatismo en mi vida; si el dramatismo me faltara, apaga y vámonos. Con lo fácil que sería mandar todo a paseo y dedicarme a reír y disfrutar con mis amigos, sin agobios, sin dramas; pero ese instinto masoquista que llevo en la sangre me lo impide. Mierda.
Pero bueno, esto son sólo las dramáticas penurias de una perturbada mente.
Pero bueno, esto son sólo las dramáticas penurias de una perturbada mente.
martes, 5 de julio de 2011
Mi Pearl Harbor
Ahora, definitivamente, se me ha ido de las manos.
J. Nos conocimos hace unos dos meses, de fiesta, por la Alameda. En cuanto se me acercó para pedirme fuego lo tuve claro: tenía que ser mío. Alto, delgado, con el pelo color cobrizo y algo alborotado, con barba de dos días y con una sonrisa que iluminaba la discoteca entera. Le presté mi mechero, lo usó y me lo devolvió. -Gracias. La noche transcurrió y yo lo buscaba entre las hordas de estudiantes de fiesta preexámenes. Yo quería ir a buscarlo para entablar conversación, pero no lo encontraba y mi amiga no estaba muy por la labor para acompañarme. Así que lo dejé pasar. La noche se terminó. Nos cerraron la discoteca y nos fuimos fuera con el grupo de gente con el que estábamos. Nos sentamos en un banco y de repente lo volví a ver. Vino de nuevo hacia mí, pero esta vez para pedirme un cigarro. -Es el último que me queda, espero que sepas que para mí es todo un sacrificio dártelo a ti y ahora. Se lo dí y empezamos a hablar. De banalidades, supongo. Llegó la hora de irse, tenía que despedirme de él. Me dijo que le había gustado conocerme y que ya nos volveríamos a ver por aquí. Le dije que de acuerdo, que me diera su teléfono y le pegaría un toque cuando volviera a salir. Tenía el móvil estropeado, lo cual me sonó como la peor excusa del mundo, así que le dije que vale, que ya nos veríamos por ahí. Nos despedimos. Nos dimos dos besos. Nos quedamos mirándonos fijamente y nos besamos. Ése fue el comienzo de la historia.
Tras dos meses de "relación", de enfados, alegrías, momentos buenos, momentos malos y lujuria, mucha lujuria, la he cagado.
A. Lo conocí la noche que conocí a M, sí, a mi querido y amado M (nótese la ironía). Es amigo suyo. Cuando lo ví, me pareció un típico cani con aires de chulo y no me llamó la atención conocerlo. ¿Y entonces, qué? Jueves 24 de junio, noche de San Juan, Conil, alcohol y muchas, muchas ganas de fiesta. A lo sumo, cruzamos 2 palabras en toda la noche, ya me habían advertido: Laura, no te dejes engatusar por él. Fuimos a acompañar a una de las que estaban allí al hostal donde se quedaba, fuimos los 3. Gracias a mis lagunas mentales provocadas por la ingesta masiva de Barceló no recuerdo muy bien lo que pasó. Sólo sé que llegamos a la playa y la que compartía hostal con la otra también me pidió que la acompañáramos. Fuimos esta vez 4. Cuando volvimos, A me insistió en ir a su coche para buscar algo para dormir en la playa, pero mi lamentable estado de descomposición humana hizo que me tumbara en el asiento trasero del coche y empezara a marearme como si no hubiera mañana. -¿Estás bien? -¿Tú que crees? Arcadas. Tuve que incorporarme. -¿Necesitas andar o algo para ponerte mejor? -No. Empezó a hacerme cosquillas por el brazo y me besó. Yo le dije que no, que no podía ser. Hasta entonces no me había fijado realmente en él. Pelo rubio, estatura media, rasgos toscos y cuerpazo de gimnasio. Bastante guapo. Y para nada era tan malo como me advirtieron. Me dejé llevar. Pasaron las horas y yo no quería que esto se supiera. Me sentía culpable, por lo que me habían dicho de él y por el hecho de que era amigo de M. Así que fui contundente, le dije cuál iba a ser nuestra coartada: -Tú intentaste besarme pero yo te dije que no, así que me respetaste y nos dormimos. Tú en el asiento del copiloto y yo en el de atrás. -De acuerdo, pero yo quiero volver a quedar contigo.
Y a partir de ese momento, Laura empezó a jugar a dos bandas. A conocía la existencia de J, desde el primer momento. Pero todo dio un vuelco el viernes pasado. J vino a verme y yo le recriminé sus desplantes y su vagancia a la hora de llamarme y quedar conmigo. Y le conté lo de A. Su cara cambió. Me soltó la mano y miró hacia abajo. -Lo siento, he estado viéndome con él porque pensaba que tú pasabas de mí y te estabas tirando a otra a mis espaldas. -Laura, no me he estado tirando a nadie y me jode que pienses así, ahora mismo no sé cuánto te importo ni lo que va a pasar. Sólo sé que me molesta que hayas hecho esto, cuando yo he conocido también a gente pero no he hecho nada con ninguna por ti. Ahora la pelota está en tu tejado. Yo sólo te voy a decir que elijas.
Zas.
Mi culpabilidad aumentaba por momentos, íbamos por la calle, llenándola de silencios incómodos y miradas cabizbajas. Tras visitar a unos amigos suyos, con los que, por cierto, hizo patente lo que "sentía" por mí, volvimos hasta mi coche para venirnos a mi casa. Y lo que pasó, fue, que me dio una de las mejores noches de mi vida. Entre copas de vino, brindis y algo de hierba, lo ví claro. Me gustaba. Me gustaba como hacía tiempo que no me gustaba alguien. Y no me importaba ni nada ni nadie más. Al día siguiente, le pregunté si había pensado algo acerca de lo que le conté sobre A. -Quiero que dejes de verle. Quiero que estés únicamente conmigo. -Entonces yo tengo que pedirte a ti que estés sólo conmigo. -Entonces... ¿me eliges a mí? -Sí.
Y ayer quedé con A para hablar con él. Y todo hubiera sido más fácil si no me hubieran vuelto a surgir las dudas. ¿Por qué? Porque no estoy segura de la constancia de J, porque A me trata genial, me respeta y siempre intenta verme por todos los medios. Yo, en el fondo de mi alma sé que J es mi hombre, me encanta en todos los sentidos, pero no sé si es el que realmente me conviene.
¿La reacción de A? Pues que lo deje todo por él, que no importa ni nada ni nadie más. Y para rematarlo, me dijo que no sólo quería ser mi, textualmente, "amigo de algunos días".
Y, para más inri, mi secreto ha sido descubierto. Mi mejor amiga, a la que se lo he ocultado, se ha enterado. Y no sé si me he jugado mi amistad con ella por un hombre, un hombre con el que no tengo casi nada en común pero que me hace confundirme tanto con sus encantos.
Ahora, se me ha ido todo de las manos.
J. Nos conocimos hace unos dos meses, de fiesta, por la Alameda. En cuanto se me acercó para pedirme fuego lo tuve claro: tenía que ser mío. Alto, delgado, con el pelo color cobrizo y algo alborotado, con barba de dos días y con una sonrisa que iluminaba la discoteca entera. Le presté mi mechero, lo usó y me lo devolvió. -Gracias. La noche transcurrió y yo lo buscaba entre las hordas de estudiantes de fiesta preexámenes. Yo quería ir a buscarlo para entablar conversación, pero no lo encontraba y mi amiga no estaba muy por la labor para acompañarme. Así que lo dejé pasar. La noche se terminó. Nos cerraron la discoteca y nos fuimos fuera con el grupo de gente con el que estábamos. Nos sentamos en un banco y de repente lo volví a ver. Vino de nuevo hacia mí, pero esta vez para pedirme un cigarro. -Es el último que me queda, espero que sepas que para mí es todo un sacrificio dártelo a ti y ahora. Se lo dí y empezamos a hablar. De banalidades, supongo. Llegó la hora de irse, tenía que despedirme de él. Me dijo que le había gustado conocerme y que ya nos volveríamos a ver por aquí. Le dije que de acuerdo, que me diera su teléfono y le pegaría un toque cuando volviera a salir. Tenía el móvil estropeado, lo cual me sonó como la peor excusa del mundo, así que le dije que vale, que ya nos veríamos por ahí. Nos despedimos. Nos dimos dos besos. Nos quedamos mirándonos fijamente y nos besamos. Ése fue el comienzo de la historia.
Tras dos meses de "relación", de enfados, alegrías, momentos buenos, momentos malos y lujuria, mucha lujuria, la he cagado.
A. Lo conocí la noche que conocí a M, sí, a mi querido y amado M (nótese la ironía). Es amigo suyo. Cuando lo ví, me pareció un típico cani con aires de chulo y no me llamó la atención conocerlo. ¿Y entonces, qué? Jueves 24 de junio, noche de San Juan, Conil, alcohol y muchas, muchas ganas de fiesta. A lo sumo, cruzamos 2 palabras en toda la noche, ya me habían advertido: Laura, no te dejes engatusar por él. Fuimos a acompañar a una de las que estaban allí al hostal donde se quedaba, fuimos los 3. Gracias a mis lagunas mentales provocadas por la ingesta masiva de Barceló no recuerdo muy bien lo que pasó. Sólo sé que llegamos a la playa y la que compartía hostal con la otra también me pidió que la acompañáramos. Fuimos esta vez 4. Cuando volvimos, A me insistió en ir a su coche para buscar algo para dormir en la playa, pero mi lamentable estado de descomposición humana hizo que me tumbara en el asiento trasero del coche y empezara a marearme como si no hubiera mañana. -¿Estás bien? -¿Tú que crees? Arcadas. Tuve que incorporarme. -¿Necesitas andar o algo para ponerte mejor? -No. Empezó a hacerme cosquillas por el brazo y me besó. Yo le dije que no, que no podía ser. Hasta entonces no me había fijado realmente en él. Pelo rubio, estatura media, rasgos toscos y cuerpazo de gimnasio. Bastante guapo. Y para nada era tan malo como me advirtieron. Me dejé llevar. Pasaron las horas y yo no quería que esto se supiera. Me sentía culpable, por lo que me habían dicho de él y por el hecho de que era amigo de M. Así que fui contundente, le dije cuál iba a ser nuestra coartada: -Tú intentaste besarme pero yo te dije que no, así que me respetaste y nos dormimos. Tú en el asiento del copiloto y yo en el de atrás. -De acuerdo, pero yo quiero volver a quedar contigo.
Y a partir de ese momento, Laura empezó a jugar a dos bandas. A conocía la existencia de J, desde el primer momento. Pero todo dio un vuelco el viernes pasado. J vino a verme y yo le recriminé sus desplantes y su vagancia a la hora de llamarme y quedar conmigo. Y le conté lo de A. Su cara cambió. Me soltó la mano y miró hacia abajo. -Lo siento, he estado viéndome con él porque pensaba que tú pasabas de mí y te estabas tirando a otra a mis espaldas. -Laura, no me he estado tirando a nadie y me jode que pienses así, ahora mismo no sé cuánto te importo ni lo que va a pasar. Sólo sé que me molesta que hayas hecho esto, cuando yo he conocido también a gente pero no he hecho nada con ninguna por ti. Ahora la pelota está en tu tejado. Yo sólo te voy a decir que elijas.
Zas.
Mi culpabilidad aumentaba por momentos, íbamos por la calle, llenándola de silencios incómodos y miradas cabizbajas. Tras visitar a unos amigos suyos, con los que, por cierto, hizo patente lo que "sentía" por mí, volvimos hasta mi coche para venirnos a mi casa. Y lo que pasó, fue, que me dio una de las mejores noches de mi vida. Entre copas de vino, brindis y algo de hierba, lo ví claro. Me gustaba. Me gustaba como hacía tiempo que no me gustaba alguien. Y no me importaba ni nada ni nadie más. Al día siguiente, le pregunté si había pensado algo acerca de lo que le conté sobre A. -Quiero que dejes de verle. Quiero que estés únicamente conmigo. -Entonces yo tengo que pedirte a ti que estés sólo conmigo. -Entonces... ¿me eliges a mí? -Sí.
Y ayer quedé con A para hablar con él. Y todo hubiera sido más fácil si no me hubieran vuelto a surgir las dudas. ¿Por qué? Porque no estoy segura de la constancia de J, porque A me trata genial, me respeta y siempre intenta verme por todos los medios. Yo, en el fondo de mi alma sé que J es mi hombre, me encanta en todos los sentidos, pero no sé si es el que realmente me conviene.
¿La reacción de A? Pues que lo deje todo por él, que no importa ni nada ni nadie más. Y para rematarlo, me dijo que no sólo quería ser mi, textualmente, "amigo de algunos días".
Y, para más inri, mi secreto ha sido descubierto. Mi mejor amiga, a la que se lo he ocultado, se ha enterado. Y no sé si me he jugado mi amistad con ella por un hombre, un hombre con el que no tengo casi nada en común pero que me hace confundirme tanto con sus encantos.
Ahora, se me ha ido todo de las manos.
lunes, 30 de mayo de 2011
miércoles, 4 de mayo de 2011
Nasty end
O de la visión de ella.
Sábado. Él me dio una de las mejores noches de mi vida. No me lo podía creer. Así, sin más. Tan pronto, tan rápido. Pero me gustaba. Quedamos otra vez. Íbamos a ver una peli en casa de D, los cuatro. Llegué y ahí estaba él. Sentado en el sofá. Me acerqué y me senté a su lado. Nos miramos. Sonreímos. Me dio un beso. - Tenía ganas de volver a verte. Y yo también.
Le dimos al play. Hacía frío. - Toma, tápate con esta manta, no te me vayas a resfriar. Sonreí y le di las gracias. Lo que vino después fueron dos horas de besos, caricias y cómplices miradas. Él me cogía de la mano y continuamente buscaba mis labios para besarlos. Yo me apoyaba sobre su hombro mientras le hacía cosquillas en el brazo. - No estás prestando atención a la película. - Es que te estoy mirando a ti. Miradas. Miradas, sonrisas y susurros. Susurros que se convertían en besos.
Se acabó la película. Bromeamos un rato, los cuatro. Ya era muy tarde y había que volver a casa. Yo esperaba volver a pasar la noche con él. - ¿Nos vamos? - Bueno...
Fuimos hasta mi coche, iríamos en él hasta el suyo. Supongo que ahora estaremos solos un rato. Arranqué. Me guió. Cuando llegamos hasta donde tenía aparcado su coche me paré y apagué el motor. Llega el momento que más había estado esperando. - Bueno, me voy, hablamos mañana por MSN. Me dio un beso y se fue.
domingo, 24 de abril de 2011
Pateando Amberes
Hablemos de amor en tiempos de guerra.
Hola, soy M. Me gustas, pero mi timidez me impide echarle huevos. Pero me bebo unas copas, me acerco a ti aunque huyas y me evites y trato de parecer interesado para ver tu reacción. Parece que la cosa funciona, va bien, unas risas, un par de miradas cómplices que dicen "sí, yo también te estaba esperando...". Transcurre la noche, empieza a llover. ¿Qué hago? Deseo estar a solas con ella, pero no veo el momento. Aunque parezca una tontería y te rías de mí, te ofrezco refugiarte en la capucha de mi chaqueta. Tú sonríes pícaramente y yo también. Accedes. Es la primera vez que te agarro por la cintura. Caminamos. Me miras, te miro. Esto me encanta. - ¿Te sigues mojando? Ven aquí, bajo el árbol. Te vas, meneando tu falda de princesita y yo te sigo. Nos aislamos de los demás y nos quedamos a solas de verdad, por primera vez. Nos miramos, sonreímos, no sabemos qué decir.
- Eres muy guapa. Y tú te ríes. Le das un sorbo a tu copa. Es el momento. Es el lugar. Cada vez me acerco más. Más y más. Tus labios perfectamente pintados de rojo están a menos de un centímetro de los míos. Me voy a lanzar. Te beso. Y vaya beso. Te vuelvo a besar pero te apartas. Los demás nos están mirando. Ahora soy yo quien tiene los labios rojos.
La noche continúa. Hacemos como si no hubiera pasado nada. Entramos en el juego. Me gusta jugar. Intento pillarte a solas, y cuando lo consigo, te beso. Te vuelvo a besar. No puedo parar. Te miro mientras jugueteo con tu falda rosa y cada vez me gustas más. Vienen a buscarnos. Ya se están percatando de algo, pero seguimos jugando.
Quiero pasar un rato con ella. A solas. Ya me dan igual los demás. Todos se han dado cuenta. - ¿Te vienes a fumar fuera? Nos sentamos. Te cojo por la cintura y luego te agarro de la mano. Es la primera vez que te la cojo. Miro nuestras manos entrelazadas y te miro a ti. Te ríes. Sonríes. Te doy un beso. Me encanta. Tanto, que te pido tu número de teléfono y también tu dirección de correo. El tiempo vuela. Va siendo hora de irse a casa.
Bien, vamos para casa de D. Nos sentamos todos un rato a charlar. Pero poco a poco todos van cayendo. No puedo dejar de mirarte. Todos se van. Nos volvemos a quedar a solas. ¿Qué hago? No quiero que se sienta incómoda. - ¿Vamos a dormir? Algo ha cambiado en tu mirada. Vamos a la habitación que queda libre. Yo noto que empiezas a sentirte un poco incómoda. Empiezo a sacar el colchón que hay debajo de la cama. Pero me paras y me dices que no te importa que compartamos cama. Nos metemos bajo las sábanas. No me puedo contener. Tú empiezas a ver por dónde voy. Te pones seria y me dices que quieres ir despacio. No me puedo permitir arruinar la noche. - Yo lo único que quiero es dormir junto a ti. Sonríes. Todo va perfectamente. Pasa el tiempo y yo mañana tengo que trabajar. Me dices que ya es hora de dormir. Te doy las buenas noches. Pero no puedo dormir. - No puedo parar de besarte. Me sonríes y me dices que tú tampoco. Pero ya es hora de dormir.
Me despierto y estás ahí. Tú también te despiertas. Pasamos el tiempo hablando. Me haces cosquillas y yo jugueteo con tu pelo. Yo quiero ir más allá. - ¿Cuándo vamos a volver a vernos? Lo estoy deseando. No te lo esperabas. Allá voy otra vez. - Quiero conocerte más y mejor y pasar más tiempo contigo. Te encanta la idea. Sonríes radiante. Pasan las horas y yo tengo que irme. Te acompaño hasta la parada del autobús. Vamos paseando por la calle agarrados de la mano. Ya tengo que soltarte. - ¿Nos volvemos a ver esta noche? Dices que sí. Te doy un beso y te vas. Y yo también me voy.
lunes, 11 de abril de 2011
domingo, 27 de marzo de 2011
Te pareces bastante a Satán
Quiero que sepas que ya me esperaba
que esto ocurriera y que no pasa nada,
sólo me da la razón, y que he estado aprendiendo
de cada momento que he estado contigo.
Y pienso aplicar contra mis enemigos
tus tácticas sucias de acoso y derribo,
que también he sacado algo bueno
de todo este enredo.
Y quiero que sepas
que espero que acabes
colgando de un pino
cuando veas lo imbécil que has sido,
cuando veas que lo has hecho fatal.
Y que quiero que sepas
que ha sido un infierno,
estando contigo
el infierno es lo más parecido,
te pareces un poco a Satán.
Quiero que sepas que me he acostumbrado
a tus putas escenas de "ahora me largo".
Lárgate ya de verdad que sería una suerte
si no vuelvo a verte en los próximos años.
Por mí que podías tirarte de un tajo
que ya lo que hagas me trae sin cuidado.
Si me pongo a pensarlo un momento
prefiero, prefiero...
Así que ya sabes
que espero que acabes
pegándote un tiro
cuando veas lo imbécil que has sido,
cuando veas que lo has hecho fatal.
Y que quiero que sepas
que ha sido un infierno,
estando contigo
que por poco no acabas conmigo,
pero soy difícil de matar.
Y que quiero que sepas
que ha sido un infierno,
estando contigo
el infierno no es tanto castigo,
te pareces bastante a Satán.
http://www.youtube.com/watch?v=mG0mrGEaH8E
que esto ocurriera y que no pasa nada,
sólo me da la razón, y que he estado aprendiendo
de cada momento que he estado contigo.
Y pienso aplicar contra mis enemigos
tus tácticas sucias de acoso y derribo,
que también he sacado algo bueno
de todo este enredo.
Y quiero que sepas
que espero que acabes
colgando de un pino
cuando veas lo imbécil que has sido,
cuando veas que lo has hecho fatal.
Y que quiero que sepas
que ha sido un infierno,
estando contigo
el infierno es lo más parecido,
te pareces un poco a Satán.
Quiero que sepas que me he acostumbrado
a tus putas escenas de "ahora me largo".
Lárgate ya de verdad que sería una suerte
si no vuelvo a verte en los próximos años.
Por mí que podías tirarte de un tajo
que ya lo que hagas me trae sin cuidado.
Si me pongo a pensarlo un momento
prefiero, prefiero...
Así que ya sabes
que espero que acabes
pegándote un tiro
cuando veas lo imbécil que has sido,
cuando veas que lo has hecho fatal.
Y que quiero que sepas
que ha sido un infierno,
estando contigo
que por poco no acabas conmigo,
pero soy difícil de matar.
Y que quiero que sepas
que ha sido un infierno,
estando contigo
el infierno no es tanto castigo,
te pareces bastante a Satán.
http://www.youtube.com/watch?v=mG0mrGEaH8E
viernes, 25 de marzo de 2011
Poker
Nuca he sabido jugar al poker y ahora estoy en una partida donde no sé cómo jugar bien mis cartas. El otro jugador es muy bueno, pero no me deja adivinar sus próximos movimientos. Está indeciso, dubitativo y no parece tomar la iniciativa. Eso parece. Parece que voy a tener que ser yo quien le empuje a jugar, a poner las cartas sobre la mesa, darle un empujón final. El empujón.
Pero por mis cojones que esta partida la gano yo.
Pero por mis cojones que esta partida la gano yo.
martes, 15 de marzo de 2011
Everything is better than expected
Todo está yendo muy deprisa, pero creo que me gusta así. Estoy disfrutando como creo que no lo hacía en toda mi vida o, al menos, bastante tiempo. Ahora valoro cada momento, cada sitio, cada encuentro y cada risa, procurando hacer un retrato en mi mente que perdure para siempre.
He cambiado. Mi forma de ser, de comportarme con los demás, he cambiado cosas que había tomado como mías y que pensaba que eran imposibles de cambiar. Me siento más feliz, más contenta, con más ganas de reír, de salir, de bailar, de vivir. Me siento más viva que nunca.
Y ahora, además tengo un nuevo motivo para sentirme bien. Y lo pienso aprovechar.
He cambiado. Mi forma de ser, de comportarme con los demás, he cambiado cosas que había tomado como mías y que pensaba que eran imposibles de cambiar. Me siento más feliz, más contenta, con más ganas de reír, de salir, de bailar, de vivir. Me siento más viva que nunca.
Y ahora, además tengo un nuevo motivo para sentirme bien. Y lo pienso aprovechar.
jueves, 10 de marzo de 2011
sábado, 5 de marzo de 2011
lunes, 28 de febrero de 2011
Silver
Qué tonta fui el año pasado.
http://www.youtube.com/watch?v=jkghvDiji0Q
Antes, escuchar esta canción suponía recordar algo que hice y de lo que me arrepentí muchísimo. Esta canción era sinónimo de miedos, inseguridades y secretos, sobre todo secretos. Un secreto que llevo guardado hasta día de hoy y que me ha hecho sentirme culpable días y días enteros.
Y ahora, justo ahora, después de haber conseguido olvidarlo por completo, he vuelto a recordar y ha sido escuchando esta canción. Y ahora, los recuerdos que me vienen a la mente hacen que me haya dado cuenta de que todavía existe una cosa llamada felicidad y que volveré a encontrarla. Y no han sido las miles de palabras que he escuchado las que me han convencido, ha sido esta canción y los trozos de vida que me ha devuelto.
Ahora, escuchar esta canción es terriblemente reconfortante.
http://www.youtube.com/watch?v=jkghvDiji0Q
Antes, escuchar esta canción suponía recordar algo que hice y de lo que me arrepentí muchísimo. Esta canción era sinónimo de miedos, inseguridades y secretos, sobre todo secretos. Un secreto que llevo guardado hasta día de hoy y que me ha hecho sentirme culpable días y días enteros.
Y ahora, justo ahora, después de haber conseguido olvidarlo por completo, he vuelto a recordar y ha sido escuchando esta canción. Y ahora, los recuerdos que me vienen a la mente hacen que me haya dado cuenta de que todavía existe una cosa llamada felicidad y que volveré a encontrarla. Y no han sido las miles de palabras que he escuchado las que me han convencido, ha sido esta canción y los trozos de vida que me ha devuelto.
Ahora, escuchar esta canción es terriblemente reconfortante.
domingo, 27 de febrero de 2011
Pre-paración
Me pongo en el Spotify una lista de canciones que lleva por título "Música de buen rollo jaajjaajajaj" y me preparo para irme al Río a tomar el solito como los lagartos y a jugar a las cartas y, quien sabe, a lo mejor continúa hasta altas horas de la madrugada. Eso es lo que yo quiero.
PD: MA-TA-DOR
PD: MA-TA-DOR
domingo, 20 de febrero de 2011
Lección 0
Esto no se arregla.
Anulada. Ignorada. Una perfecta segundona. Lo he dado todo, absolutamente todo. Pero ya no queda arena dentro del reloj.
Ya no puedo poner más de mi parte porque ya no existe, no hay, se ha ido. Las ganas, los motivos por los que luchar, las fuerzas, se han desvanecido.
Ya no puedo continuar viendo cómo pasan los días observando cómo te quedas ahí sentado, inmóvil, mirando cómo nos hundimos.
Ya no puedo seguir viviendo así, a merced de la incertidumbre, del no saber. Con una rabia que me quema por dentro al ver que se nos está yendo de las manos y no haces nada por solucionarlo. Rabia, porque me temo que no puedo seguir remando yo sola para que la balsa no se hunda.
Harta. Cansada. Decepcionada y desilusionada. Porque si existía la más mínima certeza de que pudiésemos salir adelante, créeme yo la he exprimido al máximo, una y otra vez. Pero ya no.
Ya me doy por vencida, por mucho que me cueste admitirlo, me voy por vencida y no voy a poner ni más empeño, ni más ganas ni más de nada para salir a flote. Porque no me quedan y, sobre todo, porque me duele. Me duele muchísimo. Me duele esa indiferencia, me duele que te falten las ganas, me duele la carga que yo sola estoy soportando.
Me duele que mi sitio este al margen, a un lado, por debajo del resto de las cosas. Porque creo que después de todo lo que he dado, después de todo lo que he luchado y aguantado no me lo merezco.
Aquí dejo la última huella de mi resistencia.
Anulada. Ignorada. Una perfecta segundona. Lo he dado todo, absolutamente todo. Pero ya no queda arena dentro del reloj.
Ya no puedo poner más de mi parte porque ya no existe, no hay, se ha ido. Las ganas, los motivos por los que luchar, las fuerzas, se han desvanecido.
Ya no puedo continuar viendo cómo pasan los días observando cómo te quedas ahí sentado, inmóvil, mirando cómo nos hundimos.
Ya no puedo seguir viviendo así, a merced de la incertidumbre, del no saber. Con una rabia que me quema por dentro al ver que se nos está yendo de las manos y no haces nada por solucionarlo. Rabia, porque me temo que no puedo seguir remando yo sola para que la balsa no se hunda.
Harta. Cansada. Decepcionada y desilusionada. Porque si existía la más mínima certeza de que pudiésemos salir adelante, créeme yo la he exprimido al máximo, una y otra vez. Pero ya no.
Ya me doy por vencida, por mucho que me cueste admitirlo, me voy por vencida y no voy a poner ni más empeño, ni más ganas ni más de nada para salir a flote. Porque no me quedan y, sobre todo, porque me duele. Me duele muchísimo. Me duele esa indiferencia, me duele que te falten las ganas, me duele la carga que yo sola estoy soportando.
Me duele que mi sitio este al margen, a un lado, por debajo del resto de las cosas. Porque creo que después de todo lo que he dado, después de todo lo que he luchado y aguantado no me lo merezco.
Aquí dejo la última huella de mi resistencia.
domingo, 13 de febrero de 2011
Depression
Domingo por la tarde. Llueve a cántaros. Mal de amores.
Los tres ingredientes clave para que eche mano de mi paquete de lacasitos y de un vaso de vino. Sentada en el sofá viendo los "peliculones" de Antena3, con el pijama puesto y la bata de casa verde fosforita con flores rosas que a mi madre se le ocurrió regalarme por algún oscuro motivo. Con el cenicero lleno de colillas pero el paquete de tabaco vacío de cigarrillos y lo que es peor, sin dinero suficiente para comprar otra dosis de nicotina.
Ahora mismo, soy como Marla Singer, sólo que ni follo tanto como ella ni me follo a Edward Norton o Brad Pitt. Creo que nunca he llegado a dar tanta pena, lo único que me falta es que aparezca un cámara de callejeros haciendo un especial de "adolescentes al límite: jóvenes que acaban mezclando los lacasitos con el vino sin ser conscientes de la diarrea que tendrán que soportar".
Lo único que puede salvarme ahora es comida oriental en cantidades industriales, pero claro, como no vaya a atracar un kebab no sé cómo lo conseguiré. Tendré que esperar que el efecto resultante de la mezcla de vino y chocolate colapse mi cerebro y me haga convertirme en Hulk o algo parecido. No creo que cueste tanto, si total, ya voy de verde...
Bueno, al menos el vino es de buena calidad.
Los tres ingredientes clave para que eche mano de mi paquete de lacasitos y de un vaso de vino. Sentada en el sofá viendo los "peliculones" de Antena3, con el pijama puesto y la bata de casa verde fosforita con flores rosas que a mi madre se le ocurrió regalarme por algún oscuro motivo. Con el cenicero lleno de colillas pero el paquete de tabaco vacío de cigarrillos y lo que es peor, sin dinero suficiente para comprar otra dosis de nicotina.
Ahora mismo, soy como Marla Singer, sólo que ni follo tanto como ella ni me follo a Edward Norton o Brad Pitt. Creo que nunca he llegado a dar tanta pena, lo único que me falta es que aparezca un cámara de callejeros haciendo un especial de "adolescentes al límite: jóvenes que acaban mezclando los lacasitos con el vino sin ser conscientes de la diarrea que tendrán que soportar".
Lo único que puede salvarme ahora es comida oriental en cantidades industriales, pero claro, como no vaya a atracar un kebab no sé cómo lo conseguiré. Tendré que esperar que el efecto resultante de la mezcla de vino y chocolate colapse mi cerebro y me haga convertirme en Hulk o algo parecido. No creo que cueste tanto, si total, ya voy de verde...
Bueno, al menos el vino es de buena calidad.
miércoles, 26 de enero de 2011
Challenge Accepted
Hoy, una chica de mi clase me ha dicho que ha conocido a un exnovio mío en una asignatura que tiene de segundo, en mi facultad. El caso es que nunca he tenido novio, y no conozco a nadie que esté en ese curso.
Creo que tengo un nuevo reto.
Creo que tengo un nuevo reto.
sábado, 22 de enero de 2011
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